Faros en la niebla: el proceso de secularización y la experiencia religiosa en este momento histórico (January, 2022)

Esbozo una interpretación del momento como un momento ambiguo: de crisis de la experiencia religiosa, pero también propicio a su desarrollo – con lo cual me distancio de quienes lo ven inserto en un proceso in crescendo de secularización. Entiendo este proceso, más bien, como un proceso contingente, un drama abierto, hecho de confluencias y alejamientos entre la cultura religiosa y la cultura secular. 

Sugiero que el carácter indeciso del proceso en curso y la resiliencia de la experiencia religiosa pueden entenderse mejor a la luz de un marco interpretativo de la situación humana, con el cual las religiones han solido ofrecer una respuesta bastante persuasiva a las demandas de sentido de nuestra especie.

Ese marco interpretativo se apoya en una sencilla heurística, un esquema pentagonal de la situación humana con cinco claves. Los resumo en los términos de: (1) una visión de la vida y la historia como un drama abierto, ante una audiencia relativamente indeterminada de testigos, cuyo curso depende, en buena medida, de las decisiones relativamente libres que vayamos tomando. Lo cual supone (2) unas preguntas sobre el sentido de tales decisiones, incluyendo la preguntas últimas sobre el sentido de una vida que pretende durar, y de la muerte; (3) un impulso ascensional, que incluye el intento de poner cierto orden en el mundo, o al menos de contener su desorden, lo cual implica una tensión entre estar en el mundo y no ser del todo parte de él; (4) un sentido de los límites, por lo pronto los de nuestra capacidad para responder aquellas preguntas, y así entender y ordenar el mundo, lo cual remite a alguna forma de búsqueda de ayuda. Y (5) todo ello vivido por las gentes en sociedad, en tanto que individuos no tanto aislados cuanto insertos en un marco de relaciones sociales, una comunidad (o un entramado de comunidades).